Los reyes de la Premier dejan su batalla en tablas
![City y Liverpool empataron. AFP](https://cdn.resfu.com/media/img_news/afp_en_5c409a22ab8269f8828aea23f9cbbf5c1c67f449.jpg?size=1000x&lossy=1)
La batalla de reyes de la Premier League quedó en tablas. El Manchester City y el Liverpool, después de un encuentro para ver repetido una y otra vez y analizar cada parcela táctica, tuvieron que conformarse con un empate que hace justicia a lo que el Etihad Stadium atestiguó. Ninguno de los dos equipos terminó de someter al rival y hubo que repartir el premio.
Si, ya de entrada, un cara a cara entre estas entidades comporta mucha expectación, más con el primer puesto de la élite inglesa en juego. Los 'sky blues' llegaban al envite con un punto más que los 'reds'. El que venciera se haría con la cima del campeonato con siete jornadas por delante para defenderlo. Como resultado del empate, los de Pep Guardiola asumirán esta empresa.
En el terreno de juego, la igualdad fue extrema con periodos de dominio para los dos bandos. El duelo entre el técnico español y Jürgen Klopp se antojó especialmente llamativo por cómo chocaban sus ideas. Ambos conjuntos hicieron de la presión lejos de su área su consigna y los dos asumieron riesgos que la espalda de sus defensas sufrieron.
El Manchester City explotó esto nutriéndose de la capacidad de Joao Canelo para sumarse a tareas ofensivas. Dio trabajo constante, aunque, sobre todo, en la primera mitad, a un Alexander-Arnold que se veía obligado a permanecer más atrás de lo que deseaba o de lo que le pedía su entrenador porque tenía que cubrir las internadas de su homólogo.
Con la lanzadera de peloteros de la que disponían los celestes en al zona medular, esto se convirtió en una fuente de peligro constante para Alisson. El cancerbero estuvo correcto y salvó lo que pudo salvar. Volvió a vestirse de delantero Kevin de Bruyne, que no solo brillaba al pase; también lo hacía en el área para recibir envíos de sus compañeros. Con Rodri y Bernardo Silva en la sala de máquinas, había calidad de sobra para que saliera de su posición sin que el equipo perdiera soltura con el balón.
De hecho, el belga abrió la lata a los cinco minutos justamente como premio a este perfil de delantero que asumió a veces. Tras una conducción de pelota en la frontal, probó suerte con la zurda y la encontró en Matip, en quien rebotó la pelota para confundir a Alisson y hacer el 1-0. Poco pudo hacer el cancerbero para corregir su postura.
Este gol condicionó el partido y lo hizo aún más atractivo, sobre todo para el espectador neutral. Si los protagonistas del duelo ya estaban, de por sí, dispuestos a desfondarse en el césped, más después de que De Bruyne rompiera el hielo tan pronto. Los de Klopp se vieron obligados a dar un paso al frente y los de Pep, lejos de conceder espacios, siguieron fieles a su presión alta.
Pero la presión alta tiene dos problemas. El primero es que deja mucho espacio a la espalda de los defensas y, aunque Laporte estuviera soberbio, no iba a poder interceptarlo todo, máxime con Diogo Jota, Mané y Salah, de primerísimo nivel, atacándole. El segundo es que es fatigante y pierde efectividad conforme los futbolistas acumulan minutos.
Estas potenciales grietas en el sistema de Guardiola eran ideales para los 'reds', que son dados a combinaciones más vertiginosas, no tan densas y pausadas como las de los 'sky blues'. Ellos prefieren amasar la pelota con calma. Y Diogo Jota aprovechó la diferencia entre una y otra forma de encarar el partido para, en el minuto 13, contestar al gol inicial de De Bruyne.
En una conexión lateral-lateral (o carrilero-carrilero), Robertson mandó un cuero al segundo palo que Alexander-Arnold redirigió hacia el corazón de la caja de Ederson para que Jota, con la zaga descolocada, batiera a Ederson. El guardameta, frío bajo palos tanto para parar como para ayudar a los suyos en la salida de pelota, no tuvo margen de reacción.
La respuesta tardó 23 minutos en llegar. Aprovechando de manera magistral cómo el Liverpool se desplegaba y salía desde atrás con velocidad para atosigar al City, Joao Cancelo cruzó un balón al área para dejar solo a Gabriel Jesus. El brasileño solo tuvo que exponer el interior de la bota derecha para superar a un Alisson que estaba solo.
Y, para acompañar al espectáculo que las individualidades, las variantes tácticas y las ocasiones estaban aportando, Mané devolvió la igualdad al luminoso nada más arrancar la segunda mitad. No se complicó. De primeras, remató un balón filtrado por Salah, que no había destacado mucho en el primer acto, y obró el 2-2.
El electrónico no se movería más y pudo hacerlo tanto en favor de uno como otro bando, pero decoró perfectamente la batalla del campo, en la que los 'reds' se iban sabiendo algo superiores conforme el cronómetro engullía minutos. Pep Guardiola reaccionó introduciendo a Mahrez por Diogo Jota y no pudo acertar más: el '26' se convirtió en una pesadilla para el Liverpool en las postrimerías del duelo y dio aire a sus compañeros, al borde de la asfixia por la altísima presión rival.
Y es que este era otro truco que se había guardado Klopp: presionar con más ahínco y más cerca de Ederson en la segunda mitad mejor que en la primera para pillar al contrincante más cansado y a los jugadores propios, más frescos. La apuesta casi le sale a la perfección, pues la zaga 'citizen' aguantó, Mahrez incluso amagó con llevar la victoria al casillero local -con permiso de Sterling, que anotó un gol anulado por fuera de juego- y hubo que aceptar las tablas en una batalla de reyes.