Regresaba el Barcelona a su feudo con mucho por demostrar después del partido descafeinado de Praga y el aplazamiento del 'Clásico' y el equipo azulgrana volvió a estar intratable ante los suyos. Un partido más, el quinto de la temporada en casa, los azulgranas firmaron un triunfo cómodo y por goleada en casa. Si también jugaran así lejos del Camp Nou, pensarán algunos...
El Barça, o más bien Messi, volvió a ser una apisonadora en su estadio. Pasaron por el Camp Nou esta campaña conjuntos con lustre como el Betis, el Valencia o el Sevilla. Todos salieron escaldados.
Solo el Villarreal, uno de los conjuntos más en forma del campeonato, pudo salir de la Ciudad Condal sin una goleada y a pesar de todo perdió. El Valladolid, pese a sus buenas prestaciones como visitante y la racha inmaculada de los últimos partidos, corrió la misma suerte.
A los pucelanos no les salió nada ante el nuevo líder de la Liga. Apenas habían pasado dos minutos y ya se veían abajo después de que un remate defectuoso de Lenglet se estrellara en Barba y se convirtiera en imposible para Masip.
No era la mejor forma de empezar para un equipo que había planteado el partido al contragolpe y con cinco defensas, variando el plan que ha puesto en marcha en el comienzo del campeonato.
Los blanquivioletas, que sí que jugaron bien con este resguardado esquema durante la pasada campaña en el Camp Nou, estuvieron bastante perdidos. Y eso que empataron rápido, en un error inhabitual de Ter Stegen que convirtió casi sin querer Kiko Olivas.
Cuando Messi quiere
Es el Barça de esta temporada un equipo que deja jugar. Por eso, los primeros 20 minutos de partido, todavía con el 1-1, fueron una suerte de intercambio de golpes. Eso sí, los guantes de los azulgranas eran de marca y los pucelanos parecían comprados en Aliexpress. Es lo que tiene tener a Messi en tu equipo.
Cuando el argentino quiso, el Barça desniveló la balanza. Primero, diseñó un pase milimétrico para la llegada de Vidal. El Valladolid descuidó las vigilancias y el chileno no perdonó. Gancho de derechas.
Luego, volvió a convertir una falta alejada en un penalti. Parecía imposible que la enchufara desde allí, pero lo que se convirtió en una quimera fue la parada de Masip. Voló el ex compañero del argentino y no llegó por centímetros. Directo a la mandíbula.
El Valladolid, grogui y con más problemas en forma de la lesión de Nacho, prefirió esperar al segundo asalto para intentar levantarse de la lona. En vano.
Los de Sergio se vieron obligados a llevar la iniciativa y a proponer más y es algo a lo que no están nada acostumbrados. Saben vivir en el alambre como ningún otro equipo de Primera, pero levantar un 3-1 en el Camp Nou son palabras mayores.
El técnico, que volvía a su tierra, lo intentó de todos modos. Metió a Hervías y a Ünal, arriesgó... pero solo acabó alargando lo inevitable.
El Barça contemporizó y, como en la primera parte, mandó a la lona al Pucela cuando Messi quiso. El argentino mostró su calidad en el 4-1 y luego volvió a poner su mente a imaginar: pase a Luis Suárez y 5-1 del uruguayo.
Fue el epílogo a un partido en el que el Barcelona demostró lo bien que le hubiera venido jugar el 'Clásico' y en el que el Valladolid comenzó sin nada que perder y terminó pensando únicamente en el Mallorca.