Ya van 600 veces las que Lionel Andrés Messi Cuccittini ha mirado al cielo y ha señalado a su abuela Celia con sus dedos. El día que marcó su primer gol como profesional hizo su sexta centena, claro que 14 años después. 14 años de Messi, 14 años de recitales, exhibiciones, obras maestras e incunables. 14 años de Messi, desde hace mucho tiempo un futbolista para la eternidad.
Es complicado explicar el partido desde el punto de vista analítico. El Liverpool tuvo más el balón y disparó en más ocasiones; a quien no tiene es a Leo Messi. Messi explica el resultado con el que abrochó el encuentro en el Camp Nou, rendido a los pies de su '10', quien dejó la enésima noche para la historia.
La imagen más recurrente del encuentro mostró al Liverpool atacando y al Barcelona aguantando. Es el equipo de Ernesto Valverde, capaz de defenderse como el mejor Inter de Mourinho cuando vienen mal dadas. Piqué, Ter Stegen y Lenglet forman un triángulo inabordable, desesperante para los rivales. Para todo lo demás está Messi, el único en este deporte que no tiene precio.
Si el Barcelona equilibró sus estadísticas fue porque el conjunto 'red', maltrecho y magullado por los sopapos de Suárez y Messi, permitió varios contragolpes que no aprovecharon los azulgranas de forma inexplicable. No se podía creer Messi el fallo de Dembélé en el último segundo del partido. La cara de Dembélé pese al fallo no varió demasiado, como es habitual.
15 tiros totales del Liverpool, con un 53% de posesión; 12 disparos totales del Barcelona, quien tuvo la pelota el 47% del tiempo. Cinco veces tiró cada uno a puerta. En el intercambio de golpes, en muy pocas ocasiones Messi no ha resultado ganador.
Suárez abandera la resistencia
El Liverpool aplicó sobre el Barcelona una presión infernal. Jürgen Klopp puso a Wijnaldum de falso nueve en busca del fallo rival. El centrocampista holandés, con Salah y Mané en las bandas, empujó al Barça hasta su misma área chica. Sudaba el Barça de tanto sentir el aliento 'red' en su cogote.
Mané fue un dolor de muelas por la izquierda y en una de sus progresiones se cayó al notar el contacto de Piqué. El Barcelona tomaba aire con las carreras de Leo desde su propio campo. Obligado a la heroicidad, la tocaba cómodamente el Liverpool en el balcón del área azulgrana.
Cuenta el Barcelona con el Piqué más sereno y certero de su carrera. Cada despeje suyo y de Lenglet era un balón de oxígeno que el Barcelona no empezó a aprovechar hasta que Coutinho se sacó un par de disparos. Era el primer cuarto de hora.
Seguía ahogando el Liverpool, con la defensa adelantada, sus extremos bien abiertos, casi todos sus hombres en el campo del Barcelona. Pero llegó el directo al mentón de Suárez, quien se coló entre Matip y Van Dijk, puso el interior y acomodó el servicio preciso y precioso de Jordi Alba, el otro argumento ofensivo del Barça en noches de agobio. 1-0, minuto 26. El Liverpool no se lo podía creer.
El gol espoleó al equipo de Valverde, quien se permitió algunos minutos de circulación de balón. Ganaron unos metros al campo y el Liverpool respondió con un balón hacia Mané que el senegalés, por un metro encima del larguero, no convirtió el empate.
Messi pisotea al Liverpool
No cambió la decoración en la segunda parte. El Liverpool siguió tocándola mucho y rápido, mientras que el Barça achicaba agua como podía. El 3-0 puede llevar a engaño sobre superioridad de uno u otro. Ni en el Abismo de Helm resistieron mejor que el equipo catalán.
Antes de la aparición estelar de Messi, Ter Stegen detuvo hasta tres balones peligrosos: rosca de Milner, tiro raso a la cepa del poste de Salah y otra de Milner tras dejada de Wijnaldum. Se desesperaba Klopp, quizá intuyendo lo que pasaría. Y pasó.
Con el Barça sufriendo más que nunca, Busquets vio con el rabillo del ojo a Leo, por fin recibiendo de cara en tres cuartos. Le metió Messi al área, Sergi Roberto la puso para Suárez, que se estrelló en el poste pero dio igual: al argentino controló y sin oposición hizo gol. Pudo antes marcar Vidal si no se hubiera entretenido al recibir del '10'.
El 2-0 abrió un nuevo capítulo en el partido. Se desordenó el Liverpool, a pesar de conseguir embotellar al Barça. Los de Valverde salían bien y rápidos a la contra. Subió Sergi Roberto a la media con la entrada de Semedo y ganó músculo el Barcelona en banda y sapiencia en el medio.
1 de mayo de 2019
El tercero llegó de falta, una suerte que Messi domina como nadie. Una falta lejanísima que Leo clavó en la misma escuadra, que ni el vuelo de Alisson acertó a rozar. Una falta que provocó el mismo Messi, autor del tanto 600 de su carrera. La enésima locura de quinto mejor jugador del mundo para 'France Football'.
El tercero desquició al Liverpool, que tras el segundo del argentino se estrelló en el palo, con todo a favor para marcar y recortar distancias. Salah, sin nadie alrededor y después de que Rakitic la sacara bajo palos, se topó con la madera. Messi rubricó una noche cruel para el Liverpool.
Un crueldad que pudo ser mayor si Suárez hubiera tirado o Dembélé le hubiera pegado bien en otras dos contras armadas por el '10' del Barcelona. Hablaba Klopp de templos en la previa. No habló del único templo en la historia que admite a un solo integrante: el templo con el trono de Leo Messi.