Después de la exhibición del Camp Nou, en la que el PSG mostró su potencial en la Champions, el conjunto de Pochettino fue situado directamente entre los máximos aspirantes a ganar esta Champions.
La comodidad del triunfo, que llegó además sin Neymar, y la sensación de superioridad sobre un Barça plomizo hizo que muchos se confiaran en la capital gala. Al fin y al cabo, con Tuchel ya habían sido finalistas en 2020.
Pero no ha hecho falta que pasen muchos días para que la euforia se transforme en preocupación. Llegó el Mónaco, conquistó el Parque de los Príncipes y dejó en evidencia esa presunta superioridad de los parisinos.
Lo cierto es que, a estas alturas de temporada, ya han perdido más partidos en la Ligue 1 que en toda la 2016-17, temporada en la que el Mónaco acabó conquistando el título.
Al PSG le salva que ha tenido que afrontar un cambio de técnico esta temporada, pero Pochettino tampoco ha aportado la estabilidad y regularidad que se esperaba.
Tras el tropiezo ante los del Principado, el equipo de la capital está a cuatro puntos del Lille. La diferencia aún es más que salvable, pero este equipo ya es el que más ha perdido en Ligue 1 desde que llegó Al-Khelaïfi.
Al fin y al cabo, la sensación que quedó tras el 0-2 del Mónaco, en la misma semana del 1-4 al Barça, es que quizás no fuera tanta cosa de los franceses el paseo del Camp Nou y sí del mal momento de un equipo azulgrana que volvió a demostrar ante el Cádiz que no es cuestión del rival que esté enfrente, sino de él mismo.