El Málaga estaba en deuda. En un año de por sí difícil, la eliminación en Copa del Rey ante el Escobedo fue una mancha demasiado grande en el curriculum blanquiazul y no se iba a perdonar una derrota en La Rosaleda.
La actitud, desde luego, distó mucho de la exhibida en Cantabria. Ante el Lugo se vio un Málaga mucho más despierto y proactivo. De hecho, en la primera acción del partido, Renato Santos perdonó con un disparo franco dentro del área que se le marchó fuera.
Con esa adrenalina, el partido entró en efervescencia y Armando Sadiku apareció para satisfacer su hambre de gol. En un saque de esquina rechazado, Dani Pacheco la colgó desde la derecha y el albanés metió el pie en el primer palo para adelantar al equipo de Víctor Sánchez del Amo.
Era el minuto 9' y el Lugo no llegaría a la portería de Munir hasta el 45', con un cabezazo de Barreiro que detuvo sin mayores problemas el guardameta marroquí. De hecho, el línea incluso anuló correctamente un gol que había convertido nuevamente Sadiku por fuera de juego.
Mejoró el conjunto lucense en la segunda mitad. El equipo de Eloy Jiménez empezó a probar con disparos lejanos y el Málaga dio un paso atrás que metió al cuadro gallego en el partido.
No llegaron las ocasiones claras hasta el final con un disparo potente de Chiqui y otro de Juankar, en unos segundos 45 minutos marcados por la lesión de uno de los linieres de Óliver de la Fuente Ramos, que se tuvo que marchar en camilla de La Rosaleda.
En consecuencia se añadieron diez minutos a un partido que aún aguardaba un capítulo más: Carlos Pita empató en el minuto 102 con un gol de falta que rescató un punto para el Lugo y enmudeció La Rosaleda.