Pon un Lewandowski en tu vida para ser feliz

El Barcelona ya ha puesto la velocidad de crucero en la Liga. Después de gripar en la primera jornada, ante su público, Xavi ha dado con la tecla para empezar a carburar, y esa tecla se llama Robert Lewandowski.
Ha demostrado el polaco en solo tres partidos que su cantidad de goles no era únicamente por la calidad de los equipos de su liga, sino que puede y marca allá por donde pasa.
Un gol llevó su firma, otros dos casi, de no ser porque fue Joaquín el que desvió el balón y Masip le negó el último, y todo ataque azulgrana mejoró instantáneamente si el balón pasa por sus botas.
El Valladolid llegó al final de su particular Tourmalet con la lengua fuera. Enfrentarse a Villarreal, Sevilla y Barcelona en las primeras jornadas no es una tarea fácil para los de Pacheta, que han visto las cosas a mejorar.
La liga de los blanquivioletas comienza a partir de ahora. En el Camp Nou fueron meros espectadores de lo que puede llegar a ser un Barcelona en el que muchas miradas estaban puestas en Jules Koundé.
El zaguero, en su primer partido oficial como azulgrana, le enseñó a Xavi que le puede colocar donde quiera: de lateral, donde empezó, o como central, de donde sacó un balón bajo la línea.
El Barcelona necesitaba como el comer a un '9' puro. El año pasado sufrió, incluso cuando en la segunda parte de la temporada estaba Aubameyang. Ya nadie se acuerda de las penurias cuando está Lewandowski en el campo.
Suyo fue el primer gol del partido, la consecución de un dominio manifiesto azulgrana en el verde. Como si fuese un karateka, Lewandowski subió la pierna hasta límites insospechados para, sin oposición, marcar el 1-0 en el marcador.
El peligro 'culé' llegó siempre desde la derecha, donde Koundé arrancó los primeros aplausos y Raphinha se marchó una y otra vez de su par. Con el 1-0, Xavi cambió a sus extremos de banda, pero el balón siempre iba por la misma. Por ahí, de hecho, llegó el 2-0 con el que Pedri, con el interior, deleitó a las más de 80.000 personas presentes para vivir la primera victoria del curso en casa.
No supo qué hacer un Pacheta que eligió, pese al marcador en contra, intentar estar replegado. Tuvo que cambiar el planteamiento con el paso de los minutos, lo que provocó los huecos para que la imaginación azuglrana comenzase a volar.
Ahí apareció de nuevo un Robert Lewandowski que firmó, con permiso de Joaquín, uno de los goles del año. Quiso tirarle una pared de tacón a Dembélé, ya dentro del área, pero su balón tocó en Joaquín y se desvió hacia la portería, haciendo imposible el movimiento de Masip.
La fiesta azulgrana se coronó con Sergi Roberto, si bien fue Lewandowski el que pudo, de nuevo, llevarse el gol. El disparo del polaco lo desvió Masip, que pese al 4-0 hizo un buen partido, y el en ese momento capitán solo tuvo que empujar la pelota para firmar la sentencia final.