La salud es lo primero en cualquier ámbito de la vida. Nadie en el mundo del fútbol lo discute, pero parte del deporte rey se posiciona a favor de suspender momentáneamente la competición y no disputar partidos a puerta cerrada sin público, sin alma.
Varios clubes españoles, además de otros muchos futbolistas, expresaron su deseo de tomar esta segunda opción y volver a los terrenos de juego cuando se pueda garantizar la seguridad de todos. Cualquier jugador se expone al contagio durante un partido de fútbol con empujones, roces...
Es el principal motivo en el que se basan los que defienden la alternativa de parar la Liga hasta que todo esté más tranquilo y ya se sepa cómo atajar este problema global.
Más allá de los riesgos, esta parte del fútbol no entiende este deporte sin gente en las gradas. Como detalla 'AS', muchísimos seguidores se verán afectados durante las dos próximas semanas tras tomar la determinación de jugar los encuentros a puerta cerrada.
Ya en el duelo entre Eibar-Real Sociedad de Ipurua se pudo apreciar lo desangelado que queda un estadio sin su público. También se pudo apreciar en Mestalla, en toda una cita de Champions League entre Valencia y Atalanta.
'AS' cifra en 1.493.063 el número de aficionados que no podrán acudir a su cita semanal con sus equipos a los estadios. Pero no solo de las categorías profesionales, también de divisiones más bajas que reclaman unas medidas más congruentes.
Muchísimos campos de Segunda B, Tercera e incluso inferiores llevan miles de personas a sus estadios cada fin de semana, algo de lo que quedarán privados tras las últimas decisiones. Por ello, parte del grueso de los clubes reclama optar por el mismo camino que Italia.
El país transalpino decidió suspender todos los partidos hasta que se inicie el mes de abril, con el objetivo de contener el riesgo y esperar una mejora notable en los futuros acontecimientos respecto al virus.
LaLiga, de momento, se remite al consejo del Gobierno: mientras que desde la Moncloa no se diga la contrario, jugar a puerta cerrada es la mejor medida a día de hoy. La AFE, por el contrario, pelea por la suspensión.