Bordalás lo hizo de nuevo

La siguiente será la novena temporada seguida del Getafe en Primera División. Ya son 21 en total. José Bordalás ha sido el sello de las más recientes, las que se caracterizan, si bien esta vitola es habitual, por su capacidad para exprimir recursos escasos. Especialmente este curso, ha sido vocal, en sus ruedas de prensa, sobre la falta de fichajes. En paralelo, ha mantenido una mentalidad profesional, rocosa y pragmática a la hora de trabajar con lo que tenía.
El periodo 24-25 halla un cáliz diferente al de otros en que los azulones llevan entre los candidatos al descenso desde el verano pasado. Analistas, periodistas e incluso el propio entorno del Coliseum se preguntaban si las incorporaciones no habían sido demasiado escasas para un plantel corto que, además, soportaba óbices como la rotura de menisco de Borja Mayoral y las molestias que arrastró desde entonces.
José Bordalás lleva ligado al Getafe prácticamente una década. Se debe restar de este camino su periplo con el Valencia, que se extendió desde mayo de 2021 hasta junio de 2022, pero el resto de fechas han estado pintadas de azulón en su calendario desde 2016. El proyecto del Coliseum no se entiende sin él este siglo. Lo ha convertido en un problema para cualquier equipo de Primera División con unos recursos notablemente inferiores a los de la mayoría.
Esta temporada ha sido la confirmación de que su figura va más allá de la de un estratega. Es una institución y una voz más que autorizada dentro del ecosistema del club. Lo evidencian las distintas ruedas de prensa en las que se ha quejado, directamente apuntando a la directiva, de la necesidad de realizar o haber realizado más fichajes. El público le da la razón y la directiva celebra que, a pesar de esta protesta, haya cumplido con el objetivo.
La vuelta de Allan Nyom, uno de sus soldados predilectos, ha sido su pegamento entre la pizarra y el campo, pero la contratación del jovencísimo Christantus Uche le ha servido para reivindicarse aún más como un entrenador de élite. El nigeriano, centrocampista, llegó a la capital tras una campaña en el Morelo y otra en el Ceuta sin conocer el gol. Ahora, es uno de los delanteros reconocibles del conjunto madrileño. Su jefe vio en él algo que necesitaba y que nadie más vio.
Mauro Arambarri se incorporó al Getafe justo después del ascenso de 2017. La directiva apostó por él con un pago de 2.2 millones de euros a Boston River que el uruguayo ha devuelto con lealtad. Contribuyó al paso adelante del proyecto hacia la Europa League, permaneció cuando pasaba de merodear la zona noble a rondar el descenso de nuevo y, esta temporada, se ha erigido en su máximo goleador sin ser un especialista.
Tiene contrato hasta 2028 y es plenamente consciente de que, siempre que trabaje bajo el ala de José Bordalás, contará con un rol inamovible en sus esquemas. Solo se quedó fuera en las dos campañas anteriores debido a lesiones graves. La postrera, una rotura del menisco y el ligamento cruzado anterior, no solo no ha cambiado su perfil como futbolista, sino que lo ha blindado de resiliencia. Es especialmente notorio que haya aumentado su capacidad de incursionar en el área rival (y anotar) cuando este elemento del juego precisa de un físico explosivo, habitual debe después de recuperaciones de este tipo de dolencias.
Dominar el estilo tosco y rudo al que profesa fidelidad y, de hecho, ser uno de sus exponentes no le ha privado de conseguir lo que solo está al alcance de los 'cracks' de una plantilla: aparecer en casi todas las fotos importantes. Marcó el gol que empató al Villarreal en La Cerámica, el que igualó al Valencia en el Coliseum, el que firmó las tablas con el Barcelona en Madrid, el que venció al Alavés en Vitoria, los dos que derrotaron al Atlético en casa y el que abrió la lata en Mallorca, en la penúltima jornada, para cerrar la salvación.
"Contra el vicio de pedir está el de no dar", sentenció Ángel Torres, presidente del Getafe, en noviembre de 2024 cuando le preguntaban por la falta de fichajes y las quejas de José Bordalás. La pasividad de su directiva le costó algún cántico en su contra en la platea y, en invierno, corrigió con Juan Bernat, Ramón Terrats y Juanmi Jiménez. El delantero no anotó ningún gol, aunque el defensa ganó protagonismo y el centrocampista brilló al aportarle un extra de calidad a una medular áspera.
Varios trazos estadísticos refrendan la silueta de este Getafe:
-3.420 minutos de David Soria, el único en disputar todos de la Liga junto a Joan García
-10 goles de Arambarri, segundo jugador que, sin ser delantero, llega a esa cantidad tras Pernía (05-06)
-4 penaltis cometidos por Alderete, el que más en la temporada
-22 fueras de juego de Uche, el centrocampista que más veces cayó
-52 centros al área con éxito de Diego Rico, el que más completó en la temporada.
-4 puntos más a domicilio (23) que en casa (19) para ser el equipo con bagaje más favorable fuera que como local
-1.9 pases clave por partido, el que menos promedió del campeonato
-1.080 pases en largo acertados, el que más