Estambul se vistió de gala para acoger una nueva fiesta del fútbol inglés, la tercera este año. Y, por segunda ocasión, los que iban de rojo volvieron a salir con el trofeo bajo el brazo, aunque no sin sufrimiento.
El duelo entre Liverpool y Chelsea comenzó con ambos equipos respetándose y tanteándose, aunque con el cuadro 'blue' buscando más tener el esférico.
El equipo de Frank Lampard, que venía de perder por 4-0 en el estreno en Premier ante el Manchester United, quería recuperar sensaciones a través del balón. Y lo logró en esta primera mitad.
Con un Kanté superlativo y un Pedro eléctrico, el conjunto de Londres metía el miedo en el cuerpo a un Liverpool que solamente avisó con un remate de Salah que salvó Kepa.
Salvo esa oportunidad, el campeón de la Europa League se mostró superior, con Pedro llevando todo el peligro 'blue'.
El canario estrelló en el 22' un balón contra el larguero tras una gran jugada individual y once minutos después asistió a Kovacic, que no anotó debido a la rápida reacción de Adrián.
La insistencia del Chelsea acabó encontrando premio en el 36', con Giroud finalizando de zurda una excelsa galopada de Kanté y un exquisito pase de Pulisic para poner el 0-1.
El norteamericano fue otro de los hombres más destacados del primer tiempo, llegando incluso a anotar el 0-2 en el 40' tras una extraordinaria acción individual, pero un milimétrico fuera de juego privó a su equipo de una ventaja mayor al descanso.
Tras el paso por vestuarios, Jürgen Klopp decidió modificar su once, dando entrada a Roberto Firmino, habitual titular. Y el brasileño revolucionó todo.
Y es que el internacional con la 'Canarinha' aportó mayor dinamismo y frescura adelante, haciendo que el Liverpool subiese de golpe dos o tres marchas.
El efecto de su entrada se notó de inmediato, ya que tres minutos depués de entrar rompió a la espalda de la zaga 'blue' y, tras un gran pase de Fabinho, asistió a Mané para el 1-1.
El empate fue un auténtico mazazo para los pupilos de Frank Lampard, que en este inicio de segunda parte fueron un juguete en manos del Liverpool.
Sin embargo, el equipo londinense aguantó el vendaval de un conjunto 'red' que rozó el 2-1, pero el gol se les escapo a Fabinho, Henderson y Firmino.
Tras unos primeros 15 minutos de vértigo, el encuentro se sosegó y el Chelsea comenzó de nuevo a asomar la cabeza, aunque sin crear tanto peligro como en la primera mitad.
Klopp volvió a mover el manzano y dio entrada a Wijnaldum por Milner, mientras que Lampard guardaba sus balas, disparando las dos primeras a poco menos de 20 minutos del final con la entrada de Mount y Abraham.
La salida de ambos jugadores coincidió con la ocasión más clara del Liverpool, que tuvo de nuevo una oportunidad de oro para ponerse con ventaja. Pero con todo perdido, apareció Kepa.
El guardameta español sacó una increíble mano a Salah a la salida de un córner y, en el rechace, detuvo bajo palos un remate a bocajarro de Van Dijk que acabó rebotando contra el larguero.
Después de esta ocasión, el Chelsea supo reponerse y Mount, uno de los cambios de Lampard, volvió a anotar para el equipo de la capital de Inglaterra, pero había fuera de juego nuevamente.
El Liverpool, tras el susto, dispuso de un par de ocasiones para evitar la prórroga, pero el tiempo extra en Estambul fue inevitable.
Al igual que en el inicio de la segunda parte, tras la charla con sus pupilos, Klopp decidió introducir un cambio, sacando a Alexander-Arnold.
El equipo de Merseyside comenzó nuevamente a una marcha superlativa y el gol volvió a caer de su lado de la misma manera: gracias a la conexión Firmino-Mané.
El brasileño desbordó de manera fantástica por banda izquierda, asistió atrás al llegar a línea de fondo y Mané, con un disparo imparable, ponía el 2-1 en el 95'.
El tanto parecía sentenciar el partido, pero el Chelsea, en una lección de sobreponerse a las adversidades, volvió a igualar la contienda gracias al ímpetu de Abraham.
Y es que el joven atacante, tras fallar un mano a mano, provocó un penalti que Jorginho definió con muchísima sangre fría para poner el 2-2 (101').
Abraham fue protagonista antes del pequeño descanso de la prórroga, ya que tuvo en sus botas el 2-3, pero su remate en área pequeña tras una acción de calidad de Pedro se marchó fuera.
En la segunda parte de la prórroga, el Liverpool no generó prácticamente peligro y solamente el Chelsea buscó un tanto de la victoria que Mount y Pedro tuvieron muy cerca.
Sin embargo, la falta de puntería 'blue' condenó al partido a la fatídica tanda de penaltis para decidir al campeón de la Supercopa de Europa.
Ahí, en la lotería, el Liverpool se llevó el título en el último suspiro gracias a que Adrián detuvo el lanzamiento definitivo al joven Abraham, que al igual que Lukaku en 2013, falló cuando no podía.