De las 210 selecciones reconocidas por la FIFA, la que ocupa el último lugar es la de San Marino, una pequeña república de 33.000 habitantes cuyo equipo nacional compitió formalmente en 1990. Su historia está plagada de derrotas y jugadores de segunda fila. Pero Massimo Bonini rompe todo los moldes. Un tipo que ganó todos los títulos internacionales que jugó salvo la Copa de la UEFA y que fue bandera de la Juventus, aunque haciendo de escudero de Michel Platini.
Hay una anécdota contada por la ex estrella francesa que define bien quién fue este sanmarinense que hoy cuenta con 60 años. Un día que Gianni Agnelli, mítico presidente de la Juventus y padre del actual, bajó al vestuario y se encontró a Platini fumando, se sorprendió y le comentó: "Michel, ¿fumas? Eso me preocupa". La réplica del galo fue paradigmática: "No debería preocuparse por si fumo. Lo importante es que Bonini no lo hace porque él también tiene que correr por mí".
Bonini, declarado el mejor jugador de la historia de su país, llegó a la Juve en 1981, tras una progresiva carrera en la Serie C y la Serie B. Dos años después ganó el prestigioso Trofeo Bravo, pese a contar con 24 años entonces. De 'bianconero' destacó como centrocampista 'box to box', bregando intesamente y haciendo muchos kilómetros por partido para que Platini o Boniek pudieran brillar en la definición.
El centrocampista fue internacional Sub 21 con Italia y tuvo la oportunidad de jugar con la absoluta, en la que se le habría presentado la oportunidad de ser campeón del mundo. Pero para ello debía renunciar a su ciudadanía sanmarinense, a lo que se negó en rotundo. "Tengo la buena y la mala suerte de haber nacido en San Marino. Mala suerte, porque no pude jugar en Italia, pero sobre todo buena suerte porque es un lugar donde se puede vivir bien y en paz. Mucha gente daría cualquier cosa por haber nacido en San Marino", llegó a comentar.
Cuando la selección de su país pudo participar en las competiciones oficiales, Bonini ya contaba con 31 años, así que no pudo amasar más de 19 internacionalidades. Y pese a su calidad, las palizas eran la moneda común en los encuentros por el pobre nivel del plantel.
El ex de la Juventus, que también fue entrenador, está en la cúspide los 70 jugadores que han contado con el privilegio de jugar en una liga fuera de San Marino. La gran mayoría (60), en las italianas por proximidad geográfica, aunque solo cinco al margen de Bonini lo hizo en una gran liga. El único en activo es Aldo Simoncini, ahora en el Tre Fiori de su país pero que en la temporada 10-11 militó en el Cesena justo cuando acababa de ascender a Serie A. Eso sí, no llegó a disputar un solo minuto. Y seguramente sea el portero más goleado de la historia de las selecciones.
El amistoso ante Eslovenia y el partido de Liga de Naciones contra Liechtenstein que viene en este parón de las ligas devuelve a la modestísima San Marino a la primera plana. Seguramente, a perder. Pero siempre orgullosa de Bonini.