El Serbia-Suiza fue uno de los partidos con más tensión de este Mundial. ¿Por qué? Porque algunos futbolistas del combinado helvético han respaldado la independencia de Kosovo (2008), un movimiento que nunca han sido capaces de reconocer los serbios.
Todavía continúa el conflicto en los Balcanes y eso se ha visto reflejado en el partido entre ambos combindos. De hecho, Xhaka, que ya tuvo sus más y sus menos con el banquillo rival al provocar a Rajkovic tocándose sus partes, dejó otra polémica.
Según cuenta 'Marca', el mediocentro se puso una camiseta de su compatriota Hashari, que comparte apelido con el líder del Ejército de Liberación de Kosovo que fue ejecutado en Serbia junto a 60 personas en el año 1998.
Los serbios no se han tomado nada bien ese gesto de Xhaka y lo han considerado una provocación. Si echamos la vista atrás, el combinado nacional ya publicó en sus perfiles sociales una bandera en la que reivindicaba la soberanía de la nación sobre Kosovo.