Quique Setién cumplió este miércoles 100 días al frente del banquillo del Barça. Bueno, es un decir. Técnicamente son 60, puesto que los otros 40 han sido en pleno confinamiento, con el fútbol suspendio. Ni un guionista enrevesado hubiera dibujado un centenario tan inesperado y con tantos vaivenes.
Cuando el Barça anunció la destitución de Valverde y la llegada del cántabro, se daba por hecho que la intensidad en la carrera del técnico se acrecentaría de manera asombrosa. Pero todo ha trascendido los números, que dejan 12 partidos en los que sumó ocho triunfos, un empate y tres derrotas.
Perder uno de cada cuatro encuentros ya es destacado para un entrenador del Barcelona. Pero la cantidad de problemas y vivencias acumuladas han configurado la gran montaña rusa de su vida. Eso sí, por ahora puede decir que es líder de la Liga, lo cual le haría campeón si se suspendieran las competiciones, y tiene un pie en cuartos de final de la Champions, aunque con susto incluido en San Paolo. En el lado opuesto, la eliminación copera ante el Athletic.
El resultado de 1-0 fue el primero (ante el Granada) y el último (contra la Real Sociedad). Por el camino, un liderato yo-yo recobrado dos veces y perdido una tras caer en el 'Clásico' (2-0). Y deportivamente, una horrible noticia: la pérdida de Dembélé por lesión para el resto de la temporada. Martin Braithwaite fue fichado en su lugar.
Sin embargo, a nivel institucional también ha tenido que lidiar con algunas cuestiones que le han hecho más bombero que entrenador. Como las inadecuadas maneras de Eder Sarabia, su segundo, en el Bernabéu.
Igualmente, tuvo que lidiar con la polémica entre Abidal y Messi tras una entrevista del francés o el follón con I3 Ventures por presunto espionaje del club a sus jugadores.
Por si fuera poco, la crisis por el coronavirus, aunque este parón es lo único que le ha dejado un día a día tranquilo futbolísticamente hablando.