Para todo hay una primera vez. Manuel Rosas marcó y falló el primer lanzamiento de penalti en la historia de los Mundiales en 1930, en un Argentina-México en el que la 'Albiceleste' se impuso por 6-3.
El propio futbolista mexicano había marcado en ese Mundial el primer tanto en propia portería de la historia. Y también fue hasta la llegada de Pelé el goleador más joven en marcar en la fase final de un Mundial.
En 1974, Carlos Caszely, chileno, tuvo el dudoso honor de ser el primer expulsado por tarjeta roja en un Mundial. La 'Roja' jugaba ante Alemania y el atacante, entonces jugador del Levante, hizo una dura entrada sobre Berti Vogts. El colegiado, Dogan Babacan, no lo dudó y entró en la historia por ser el primero que mostró la cartulina de color rojo en la historia de los Mundiales.
Todos son hitos por los que ha tenido que pasar el fútbol para ser lo que es en la actualidad. El Mundial de España, en 1982, dejó una memorable semifinal entre Alemania Federal y Francia que se decidió en la tanda de penaltis después de una prórroga inolvidable. Era la primera vez que un partido de la Copa del Mundo se definía así.
Y en 1994 se vivió una de las mejores fases finales de la historia, que aún es recordada por muchos motivos. Estados Unidos acompañó y el Mundial fue todo un éxito. La final, sin embargo, iba a ser la primera en finalizar 0-0. En la prórroga, el fútbol alegre de Brasil y el contragolpe de Italia no pudieron imponerse y el choque se fue a la tanda de penaltis.
El fallo de Baggio ya está en la historia del deporte, aunque Italia, que ya iba abajo en la tanda, probablemente hubiera perdido también aunque lo hubiera marcado -a Brasil sólo le faltaba anotar un lanzamiento-. Aquel choque, pese a lo rácano del juego, se recuerda por ser la primera final que se decidió en los lanzamientos desde los once metros. Luego vinieron otras como la de 2006, entre Francia e Italia, o el primer penalti por VAR, en el Australia-Francia del Mundial de 2018.
La final Brasil-Italia cumplió un cuarto de siglo para recordarnos que el fútbol no se paró ahí y sigue evolucionando día a día. Por mucho que a la gente le cueste aceptarlo.