No está siendo un inicio de temporada demasiado cómodo para un Barcelona que vive inmerso en una lluvia constante de críticas hacia su juego.
Los resultados le hacen ser líder de LaLiga, pero hay varios puntos negros más que preocupantes en el equipo de Ernesto Valverde.
Entre todos ellos, existe uno que destaca de manera clara por encima del resto: la fragilidad defensiva.
El Barça ha pasado en poco más de un año de ser un conjunto tremendamente sólido atrás a encajar tantos con suma facilidad.
Hasta el momento, en 11 jornadas ligueras, el cuadro de la Ciudad Condal ha encajado 14 goles (1,27 por choque). Esto hace que haya un total de 35 equipos en las grandes ligas que han encajado menos tantos que el cuadro de Valverde.
Una cifra demasiado alta y que refleja también la pasividad en ciertos aspectos de la zaga 'culé'.
Es cierto que, paradójicamente, este curso le chutan al Barcelona menos que nunca (8,9 tiros por duelo, tal y como recuerda 'Marca').
Sin embargo, casi un tercio de los disparos (32,6%) son entre los tres palos, la cifra más alta con diferencia en más de una década.
Esto está obligando a lucirse a un Ter Stegen que, obviamente, no puede detener todo lo que le llega. A ello se le añade el mal momento de algunos jugadores que se refleja en la estadística de las tarjetas.
Este 2019-20 está siendo el curso en el que más amarillas y rojas está viendo el Barça con diferencia. Y es que cuando no se está fino, se llega tarde a cada balón, hay faltas y llegan las amonestaciones.
Hay margen de sobra, pero si quiere optar a grandes cotas, el conjunto catalán debe comenza a hacer su casa desde abajo, cimentando una defensa que aporte seguridad y sea el primer paso hacia el gol.