Todo un país volcado en obrar un milagro que finalmente no llegó. Túnez lo intentó, cumplió pero vio cómo se le escaparon los octavos de final con la victoria de Australia contra Dinamarca.
Necesitaba el combinado africano lo nunca visto. Ganar a Francia. Y lo consiguió. Creyó en sus posibilidades y esperó el favor de Dinamarca, pero no es la de la Eurocopa, es una mucho más alicaida.
Esta 'Francia B' no carburó. Si Deschamps quiere revalidar el título de 2018, necesitará una mejor versión de los suplentes, los mismos que dejaron pasar a Khazri hasta la frontal del área.
Se vio la peor versión del combinado 'bleu'. Sin ideas, sin llegadas a la portería de un Aymen Dahmen que vivió muy tranquilo todo el partido, incluso cuando entraron los Mbappé, Dembélé, Griezmann... hasta que el reloj apretó.
Túnez masticó el partido hasta encontrar el momento justo en el que hacer daño. Rondó el área de Mandanda y Khazri, en el último esfuerzo y ya con Jebali esperando en la grada, se internó por dentro para batir al portero galo y llevar, por unos minutos, a Túnez a los octavos de final.
Desde entonces, Túnez vivió con un ojo en mantener el 1-0 ante Francia y otro en el 1-0 con el que Australia, finalmente, se metió en los octavos de final del Mundial de Catar.
Nada le sirvió al conjunto norafricano hacer lo que nunca había hecho, ganar a Francia. Deseó el gol de Dinamarca, pero el favor no llegó y se marchó, al menos, con la cabeza bien alta.