La temporada 2022-23 en Primera División ha llegado a su fin. Lágrimas para unos y tristeza para otros al no poder conseguir el objetivo. Algo que, afortunadamente, no se trasladó a la Ciudad del Turia, ya que el Valencia pudo mantener la categoría.
El conjunto 'che' no pasó del empate ante el Betis en una agónica última jornada y, aunque no dejó grandes destellos, pudo amarrar la salvación tras varios meses de calvario.
Un año que ha sido largo y duro para el cuadro valencianista, donde los resultados no han acompañado desde el minuto uno. La campaña inició con Gennaro Gattuso en el banquillo, aunque en enero fue destituido. Voro se hizo cargo del equipo de forma interina hasta la llegada de un Baraja que ha podido cumplir su cometido, pero ha sembrado dudas.
El Valencia ha terminado la Liga en decimosexta posición con 42 puntos, siendo la peor puntuación valencianista en este siglo. Un auténtico caos que se ha traducido en tan solo 11 victorias, 9 empates y 18 derrotas. Un año para olvidar que ha podido remediar con este sprint final. Por si fuera poco, ha llegado a estar hasta en 8 jornadas en la zona de descenso.
La irregularidad como tónica habitual
El Valencia arrancó la temporada con victoria frente al Girona, algo que no pudo conseguir en las 2 jornadas siguientes. Una tónica que se implantó en la plantilla de principio a fin, siendo la falta de regularidad ha sido el principal detonante.
A esto hay que sumarle una plantilla que ha carecido de grandes estrellas o futbolistas que tiren del carro. Gattuso se las tuvo que ingeniar con lo que tenía, ya que, como sucedió en otras campañas desde la llegada de la nueva presidencia, los fichajes no llegaban o lo que lo hacía, no era lo que se había pedido.
Es por ello que, la cantera ha gozado de un papel protagonista con ambos técnicos. Jugadores poco habituales que han puesto ese sentimiento 'che' y que han salvado al equipo en varias ocasiones. Algunos ejemplos son el de Javi Guerra, Alberto Marí o Diego López, que han podido ver puerta a lo largo de la temporada.
Todo lo contrario que los jugadores que llegaron con el cartel de salvadores para el equipo y que han acabado siendo una auténtica decepción. Cavani, que apenas ha podido tener regularidad con sus continuas lesiones (solo ha hecho 7 goles), Ilaix Moriba, que llegó como el auténtico revolucionario del centro del campo y ha acabado siendo un fiasco o una defensa con demasiadas grietas y falta de contundencia (ha encajado 45 goles).
Pocos se salvan en un vestuario que ha sido un auténtico polvorín. El eterno capitán Gayà, que ha seguido demostrando su amor a los colores y su calidad en el lateral izquierdo; Mamardashvili, que ha sido un cerrojo bajo los palos, con una defensa que ha hecho agua en cada partido; o Samuel Lino, cedido por el Atlético y que ha demostrado con creces que está preparado para jugar en Primera División: velocidad, desborde y llegada al área.
Ruptura total entre la afición y la directiva
Unos de los grandes problemas del Valencia ha sido las sucesivas discrepancias con la directiva. El valencianismo está harto de la directiva encabezada por Peter Lim, dueño del club, y Lay Hoon, a cargo de la presidencia.
La parroquia 'che' lo ha expresado en numerosas ocasiones tanto dentro como fuera de Mestalla. Sin embargo, el empresario asiático en ningún momento ha considerado su intención de abandonar el club.
Una relación dañada que ha generado un ambiente hostil y que, sin duda, ha sido uno de los condicionantes que han propiciado la mala dinámica en el transcurso de la temporada. Ahora, tiempo para reflexionar y para tratar de poner solución a los numerosos problemas de todo un histórico de Primera División.