Algo está pasando en Florencia. La Fiorentina, habitualmente relegada a la zona media de la Serie A, ha dado un paso al frente esta temporada que se venía dibujando desde la anterior. En la 22-23, los de Vincenzo Italiano llegaron a las finales de la Conference League y de la Coppa, así que podrían haber resuelto la campaña con doblete, lo que les habría lanzado a la fama. Desafortunadamente para ellos, perdieron contra el West Ham United en Europa y contra el Inter de Milán en Italia.
Aun así, la directiva está satisfecha. Desde que contrató a su entrenador actual, todo ha sido ascenso. No es casualidad. El técnico es, en concreto, un técnico del ascenso. Su trayectoria en la élite aún es corta y está teñida de violeta porque, en cuanto irrumpió en la Primera División del 'Calcio', los despachos del Artemio Franchi le llamaron para que rompiera su vínculo con la Spezia -aunque le quedaban dos años- y encabezara su proyecto.
El estratega había llevado a la 'Rocconeta' a la categoría de oro por primera vez en su historia en 2020. Su periplo, uno de 86 partidos, es de lo más interesante porque demostró que podía emular lo que ya había hecho una escisión más abajo en el fútbol del país de la bota. Anteriormente, había llevado al Trapani a la Serie B en la campaña 2018-19. Este avance fue clave para la entidad, que dejó una competición de tres grupos y 60 equipos para competir en una de una única nómina de 20 contendientes. Abandonar campeonatos tan engorrosos suele ser un asunto complicado. En España, varios históricos lo conocen bien tras caer a Primera Federación.
Como el lector habrá podido hilar, Vincenzo Italiano ascendió de la Serie C a la B con el Trapani y de la B a la A con el Spezia. Ahora, está haciendo que la Fiorentina ascienda de unas ambiciones nacionales a unas continentales. Incluso ha devuelto la ilusión por los títulos, una fiebre que Florencia no experimenta desde 2003, cuando ganó la ya extinta Lega Pro Seconda Divisione, que actuaba como Cuarta División, si bien este trofeo no llenó mucho. La Coppa de 2001 sí que satisfizo el hambre 'viola', que ha vuelto a despertar.
De ahí que sea tan importante que el entrenador haya logrado que los suyos, más de 20 años después, se vean en la pugna por preseas. Hasta la fortuna le ha sonreído en esta linde. El año pasado, cuando, en parte, por su buen rendimiento en la Coppa y en la Conference League, su posición clasificatoria se resintió, le cayó del cielo la plaza de la Juventus en el tercer torneo del Viejo Continente, a cuyos octavos de final ha accedido como primero de grupo sobre el Ferencvárosi, el Genk y el FK Cukaricki.
Ahora que sabe lo que es gestionar tres competiciones a la vez, tiene garantizado el boleto en los cuartos de la Coppa, en los octavos de la Conference y habita la 4ª plaza de la Serie A. Los próximos meses serán claves para ver si es capaz de mantener el ritmo, pero, de momento, la sensación es de que se ha blindado ante el cansancio y la exigencia de la pasada temporada. Su equipo ha sabido aprovechar el paso atrás de la Roma de José Mourinho o el Nápoles, vigente campeón a la deriva tras la marcha de Luciano Spalletti para dirigir a la Selección Italiana. Y hay otra 'selección italiana', la Fiore de Italiano, que amenaza con poner a una de las ciudades más imperdibles del planeta en el mapa futbolístico.