La victoria sobre el Atalanta puso punto final a un mes de febrero en el que el Real Madrid le dio la vuelta a la tortilla tras un mes de enero de auténtica pesadilla en el que perdió dos títulos y se complicó un tercero.
Con el apretado 0-1 de Bérgamo, el cuadro de Zinedine Zidane culminó cuatro semanas que, pese al cansancio y las lesiones, recargan las pilas y la moral de un equipo que ha vuelto a situarse en la pelea por LaLiga y la Champions gracias a la baza que le hizo levantar el pasado curso el campeonato liguero.
Y es que el cuadro de Concha Espina ha vuelto a ser todo un muro atrás. El técnico galo ha vuelto a construir desde los cimientos una casa que, pese a no ser muy opulenta, es sólida y resistente, algo vital para el tramo de temporada en el que se decide todo.
En los cinco encuentros disputados este mes de febrero, la zaga madridista ha brillado con luz propia, pues solo ha recibido un tanto. Fue en el primer compromiso frente a la SD Huesca, que se saldó con un ajustado 1-2 en El Alcoraz.
Desde entonces, y pese a bajas importantes como la de Sergio Ramos, el cuadro blanco no ha recibido ni un solo gol: ganó a Getafe y Valencia por 2-0, mientras que derrotó a Valladolid y Atalanta por 0-1. En total, ocho tantos a favor y solo uno en contra.
Está claro que la falta de efectividad arriba sigue siendo alarmante, pero Zidane confía en esa máxima del fútbol que te asegura que es imposible perder si no recibes goles. De momento, funciona de maravilla.