Así se gestó la nueva generación de oro del fútbol noruego

Aunque no tendrá representación en la próxima Eurocopa tras caer en la repesca ante Serbia, el fútbol noruego empieza a ver los primeros frutos tras largos años de trabajo. Sus jóvenes futbolistas empiezan a esparcirse por toda Europa y, cada uno a su propio ritmo, a madurar. Muchos de ellos sueñan ya con llevar, incluso, a su selección al próximo Mundial.
Los casos de Erling Haaland (Borussia Dortmund) y Martin Odegaard (Real Madrid) son los más representativos de una revolución silenciosa, perpetrada en el más absoluto silencio durante los últimos años, similar a la que protagonizó en su momento Islandia y cuyos pasos ha seguido Finlandia. La diferencia radica en que Noruega ya tenía un nombre en el panorama internacional.
Lo que se está 'cocinando' a fuego lento en los vestuarios de medio continente es una nueva generación de jóvenes noruegos que aúnan hambre, talento y experiencia. La esperanza de un país donde la popularidad del fútbol ha crecido exponencialmente desde mediados de la década. Buena parte de culpa la tiene la Federación Noruega de Fútbol (Norges Fotballforbund).
En 2013, este organismo comenzó a distribuir una suerte de guías estratégicas a los clubes de su sistema competitivo, relativas sobre todo al marketing. El fútbol profesional empezó a llegar a más y más gente, lo que se tradujo en asistencias mayores a los estadios, mayores audiencias en televisión y, por ende, mayores ingresos. Un dinero que fue sabiamente gestionado.
Lejos de volverse locos y empezar a 'quemar' sus nuevas fuentes de ingresos, los principales clubes del país comenzaron a reinvertir sus pingües beneficios en mejorar sus instalaciones. Algunos ampliaron sus estadios con salas VIP; otros instalaron un césped híbrido de gran calidad en los mismos o en sus ciudades deportivas; y la gran mayoría amplió el presupuesto de sus canteras.
El objetivo no era otro que el de mejorar la preparación de sus futbolistas, atraer a jugadores extranjeros que ayudasen a popularizar el campeonato y desarrollar de forma más efectiva a sus jóvenes. Un ejemplo reciente de éxito en estos tres aspectos es el Bodø/Glimt, flamante campeón de la Eliteserien noruega y primera entidad futbolística del Círculo Polar Ártico en alzarse con un título de liga. No solo han ganado formando parte de un club modesto, sino por la forma: han practicado un fútbol arrollador, con 85 goles en 25 partidos, empatando solamente dos veces y perdiendo una. Le han sacado 18 puntos de ventaja al Molde FK. El Rosenborg, el gran campeón del país, se ha quedado fuera de Europa incluso.
Pese a pertenecer a una ciudad de solo 50.000 habitantes, el Bodø/Glimt ha conseguido reunir a casi una décima parte de su población en el Aspmyra Stadion cada semana gracias a las magníficas actuaciones de un equipo que combina a la perfección la experiencia extranjera y la juventud y frescura locales. Su primer gran traspaso, de hecho, ha sido Jens Hauge (21 años), nacido en la ciudad, al Milan. ¿Su coste? Cinco millones de euros.
El de Hauge es solo un triunfo más de un país que ya presume abiertamente de Haaland (20 años), Odegaard (21) o Alexander Sorloth (24). La del delantero del Borussia Dortmund ha sido una trayectoria más bien lógica, pasando por las inferiores del Bryne, debutando como profesional en el mítico Molde FK y pasando por las 'manos mágicas' de Red Bull antes del gran salto.
Los dos últimos comparten trayectorias más bien irregulares, repletas de cesiones y de temporadas decepcionantes. No obstante, ambos encontraron en la Real Sociedad y en el Trabzonspor el sitio ideal para terminar de foguearse y convertirse en codiciados futbolistas. El gran salto de Hauge de Bodo a Milán es signo, sin duda, de la gran confianza que generan ya el fútbol noruego y su nueva generación.
Buena parte de esa confianza se empieza a gestar en la Tercera División de Noruega, donde, al igual que en España, los filiales de los clubes de la Eliteserien y la Segunda División tienen permitido competir. Una normativa que ha permitido a las grandes promesas del balompié local competir a un nivel superior desde una edad muy temprana, acelerando su evolución. Algunos de ellos fueron Kristoffer Ajer (22, Celtic), Sander Berge (22, Sheffield United) o Jorgen Larsen (20, Groningen), que llegó a disputar 27 partidos con el Milan Sub 19 en 2017.
Existen raras -y excitantes- excepciones, como las de Fredrik Bjorkan (22 años) y Patrick Berg (22 años), oriundos también de Bodo y compañeros de Hauge en el primer equipo desde que los tres eran solo unos adolescentes, compitiendo codo con codo en la élite. Todo apunta a que podrían ser los próximos grandes traspasos de los vigentes campeones pese a no haber debutado siquiera con la absoluta.
Precisamente, y aun teniendo grandes 'embajadores' por todo el continente, es el combinado nacional el que espera poder aprovechar mejor semejante cantidad de talento para escribir un glorioso destino. La pregunta que muchos se hacen ahora, sin embargo, es si será Lars Lagerbäck el encargado de hacerlo.
November 22, 2020
La ausencia de Noruega en la Eurocopa ha desatado los rumores en torno al entrenador sueco, cuya contratación se sustentó en su gran experiencia y éxitos internacionales. No en vano, fue el gran precursor del 'milagro' islandés en 2016, alcanzando los cuartos de final del torneo tras eliminar a Inglaterra. Previamente, guió a Suecia a octavos de final en dos Copas del Mundo.
También tuvo una breve experiencia al frente de Nigeria, aunque su actuación en el Mundial de 2010 no es especialmente reseñable. Fue en el norte de Europa, sin duda, donde mayores éxitos había cosechado, por lo que su contratación por parte de la Norges Fotballforbund resultaba lógica. Sería su tercera experiencia como seleccionador de un país escandinavo.
Aunque no logró la clasificación para Rusia 2018, su puesto no corría peligro. Todas las esperanzas estaban puestas en la presente generación, la que podría haber grabado a fuego su nombre en la historia durante el Campeonato de Europa del próximo año. Quizás les faltó experiencia; quizás fuese mala suerte. Lo cierto ahora es que no lograr un billete para Catar 2022, la edición con más participantes de la historia, sería un duro golpe al proyecto.
La base del éxito de Lagerbäck desde que dirigía a la Selección Sub 21 de Suecia -antes, solo dirigió a clubes de las divisiones inferiores de su país- es su fe ciega en el 4-4-2. Una formación que le ha acompañado allí donde ha entrenado, alcanzando su punto álgido en la Eurocopa de 2016. Sin embargo, ha sido capaz de modificarla con el tiempo, evitando así que sus rivales la contrarrestaran fácilmente.
De hecho, y pese a construir su filosofía de juego en base a una defensa sólida y disciplinada, la flexibilidad ha sido la principal característica de su sistema, logrando transicionar a un 4-5-1, un 4-2-3-1, un 4-1-3-2 e, incluso, un 4-3-3 cuando era necesario. Uno de los secretos del 'boom' clasificatorio de Noruega en el ranking FIFA. Ideal para el perfil de futbolista que nos atañe. Que sea suficiente para disputar su primer Mundial desde 1998 es otra historia.
Noruega no solo ha potenciado el fútbol masculino sino que cuenta con algunas de las mejoras jugadoras del mundo. Sin ir más lejos, Caroline Hansen, del Barcelona, ha sido nominada a los premios 'The Best' 2020. La Selección Femenina ha sido campeona del mundo (1995) y oro en unos Juegos (2000). Con el tiempo, un talento nacido por generación espontánea ha sido multiplicado con organización y medidas corporativas. Como, por ejemplo, igualdad salarial: las futbolistas de la Selección de Noruega cobran lo mismo que los hombres por defender la camiseta del país.