Los resultados no son lo más importante. Evidentemente, si España hubiera ganado en Noruega, las sensaciones hubieran sido mejores y el billete estaría ya asegurado, pero el empate es lo de menos; importan las dudas en la alineación, la falta de un esquema reconocible y la ausencia de pilares en algunos puestos, por empezar por algo...
Las comparaciones son odiosas, aunque la realidad refleja que, desde la marcha de Casillas de la portería de 'la Roja', ninguno de los huéspedes ha conseguido afianzarse en la posición: ni De Gea, ni Kepa, quien cometió un error de bulto en la acción del penalti.
Por otro lado, la ausencia de Piqué está pesando mucho más de lo esperado. El central catalán era una pieza indispensable y Ramos no está pudiendo tomar el mando de la zaga. Además, no encuentra un acompañante fiel, de ahí que haya vuelto Albiol, que fue de los mejores en Oslo, a la convocatoria.
En la sala de máquinas, más de lo mismo. Busquets atraviesa su peor momento de rendimiento desde su salto al primer equipo del Barcelona, sin embargo, nadie es capaz de verdad de rivalizarle el puesto en el combinado español.
Además, otros jugadores que debían dar el relevo a los Xavi, Iniesta y compañía, por ardua que fuera la tarea, no han respondido a tal empleo. Hablamos de Isco, del lesionado Asensio, pero también de Thiago, Koke...
Por bueno que sea el rendimiento de los veteranos Navas, Albiol o Cazorla, la premisa de su regreso a la Selección no es nada positiva, pues quiere decir que el nivel de las nuevas generaciones no es el exigible para un equipo que pretende campeonar, al menos ese es el objetivo inicial.
Un equipo se rige por su columna vertebral, y la de España es, a veces, irreconocible. Por no hablar de la delantera, donde ni Diego Costa, ni Morata, ni Alcácer están consiguiendo rendir la mitad de lo que hacía Villa.
La Liga de Naciones ya dejó entrever que a España le costará formar un bloque consistente para la Eurocopa y el Mundial de 2022, pero el claro liderato en el grupo de clasificación tapó un poco los males.
El trabajo es positivo, no se puede decir que las cosas se estén haciendo mal. De hecho, la mejoría desde el Mundial de Rusia es palpable, pero la nueva realidad de España es que no es tan temible como antes, y habrá que partir desde el segundo escalón internacional para hacer grandes cosas.