Las murallas de arena mojada que hacen los niños en la playa se vencen al ritmo de las olas. Las de piedra que construye la humanidad suele rendirse al paso del tiempo. Las que bloquean las mentes de hombres y mujeres acaban desmoronándose con un buen psicólogo y buenas terapias entre amigos. Pero las que montan los equipos que nacen, crecen y mueren en la cueva sólo caen ante estrellas como Cristiano.
Quizás no fue la noche más brillante del delantero de la Juventus. El buen hacer defensivo de Luxemburgo, que cada día se aleja un poco más de las selecciones más inferiores de Europa, impidió que Portugal pudiera hacer su juego con comodidad. Joao Félix y el propio Cristiano emularon al Guadiana y aparecieron y desaparecieron por momentos. Pero, a la hora de la verdad, el 'Bicho' no suele quedarse dormido.
La desesperación de los locales nunca llegó a aparecer porque el primer tanto llegó pronto. En el 15', Semedo se montó en una moto con más pìnta de AVE, dejó atrás a su marca e ingresó en el área. Moris, portero visitante, pudo evitar su gol, pero no el de Bernardo Silva. El del City recogió el fruto sembrado por Nélson y abrió la lata.
Cualquier equipo habría cambiado de idea con el marcador en contra. Luxemburgo se plantó en Lisboa con defensa de cinco y tres jugadores reforzando la medular. Y así siguió pese al 1-0 para dejar, al menos, una buena imagen en lo que a la retaguardia se refiere. E incluso pudieron empatar en la única ocasión que tuvieron, la que mandó Vincent Thill al lateral de la red.
Cristiano y Joao Félix quitaron alguna piedra más del entramado defensivo en la primera mitad. Dos disparos del 'colchonero' antes del gol y uno de Ronaldo tras el 1-0 fueron las grietas de un equipo acostumbrado a desmoronarse mucho antes a lo largo de su historia.
¿Dónde está CR7? Aquí
La mejor versión de Cristiano y, por ende, la de Portugal llegó en la segunda mitad. No era fácil encontrar espacios entre ocho efectivos bien juntos, pero el luso empezó a derribar la muralla arañazo tras arañazo.
Disfrutó de dos disparos, uno marca de la casa desde el pico del área y otro algunos metros más atrás de la frontal del área. Además, empezó a encontrar la espalda de los centrales y algún que otro hueco desde el que, al menos, intentar montar el ataque. El muro empezaba a dejar ver la luz entre sus ladrillos. Y, al fin, cayó definitivamente con una obra de arte del de siempre.
El ariete (nunca mejor dicho) expuso sus mejores cualidades en la misma jugada. Ambición, intensidad, fe, calidad y olfato. Así puede explicarse el robo de balón del 'bianconero' a la defensa de Luxemburgo, que intentaba burrearlo para salir jugando la bola, y su posterior golazo.
Cristiano interceptó el pase atrás que pretendía dar la zaga a su portero y corrió en busca de su gol número 699. Este acabó llegando gracias a una preciosa vaselina con efecto que dejó sin opción alguna a Moris. El 2-0 acabó con las esperanzas de Luxemburgo de forma definitiva y logró abrir algo más la hasta ahora inamovible zaga del Ducado.
Bernardo Silva, Joao Félix y el propio CR7 aprovecharon el desgaste al rival de la estrella lusa para disfrutar de ocasiones. La mala puntería y alguna buena acción del portero dejó el marcador en 2-0... hasta que llegó el oportunismo de Guedes.
Un balón suelto en el área se convirtió en el 3-0 con el que el partido murió. El valencianista, que no ha empezado demasiado bien el curso en Mestalla, se valió de un desvío de un defensa en su disparo para celebrar el tanto y cerrar el marcador.
Esta victoria lleva a Portugal a los once puntos, aunque la distancia a la que le ve Ucrania, líder, sigue en cinco puntos tras su triunfo frente a Lituania. Luxemburgo continúa con cuatro unidades, tras un triunfo y un empate en su haber.